La incorporación de las mujeres al mundo laboral ha sido un proceso lento y progresivo a lo largo de los años que ha provocado importantes modificaciones en la realidad económica del mundo.
Los avances legislativos han sido decisivos para ir asentando una mayor igualdad de género en el mercado laboral.
A partir de los años 60 y 70 del siglo XX, el movimiento feminista inició una ardua labor para poner de manifiesto la contribución de las mujeres al sistema económico y para visibilizar y dar reconocimiento al trabajo de las mujeres a lo largo de la historia.
Aunque las últimas décadas han sido relevantes para la incorporación de las mujeres al ámbito laboral aún existe una evidente desigualdad en la división de tareas establecidas para hombres y mujeres.
Esta desigualdad provoca una mayor precarización en las condiciones laborales y económicas, mantiene la brecha salarial e incentiva la segregación ocupacional manteniendo al género femenino en determinados sectores laborales.
Según el Informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Las mujeres en el trabajo, la tasa mundial de la participación de las mujeres en la fuerza del trabajo cayó entre 1995 y 2015 de un 52,4% a un 49,6%.
A nivel mundial la posibilidad de que las mujeres participen en el mercado laboral sigue teniendo una diferencia de casi 27 puntos porcentuales respecto a los hombres dándose sobre todo en Asia y los Estados árabes.
Las tasas naturales de desempleo entre las mujeres son mayores en todos los países menos en América del Norte, Europa y partes de Asia Oriental concentrándose la mayor desigualdad en África Septentrional.
Las mujeres en el mundo siguen estando excesivamente representadas como trabajadoras familiares auxiliares pero la brecha de género de redujo de 19,5 puntos en 1995 a 10,6 puntos en 2015.
A nivel mundial, el sector de los servicios ha superado a la agricultura como el sector que emplea al mayor número de mujeres. En 2015 algo más del 50,1% de la población mundial trabajaba en servicios y el 50% de las mujeres del total mundial, trabajaban en dicho sector.
En los países con ingresos medios y altos, un tercio del las mujeres están empleadas en el comercio mayorista y minorista (33,9%) y en el sector manufacturero (12,4%)
Los países con ingresos altos tienen contratadas al 30,6% en el sector de la salud y de la educación.
En países con bajos ingresos el 60% de las mujeres se concentra en el sector agrícola.
Las mujeres representan menos del 40% del empleo total mundial pero constituyen el 57% de quienes trabajan a tiempo parcial.
La brecha salarial está presente en el hecho de que las mujeres ganan solo el 77% de lo que ganan los hombres y que el 65% de las personas que no reciben una pensión regularmente son mujeres.
Además, la cobertura de los regímenes contributivos obligatorios de protección social es menor para la mujer trabajadora.
Un 24% de las mujeres ocupan un cargo directivo en el mundo y solo un 19% de los consejeros de los Consejos administrativos son mujeres. E l 79% de los máximos dirigentes empresariales a nivel global son hombres y solo hay 19 países con mujeres como presidentas de gobierno.
En España, un insuficiente 21% de las mujeres tienen altos cargos en la Administración General del Estado según datos del lnstituto Nacional de Estadística (INE)
Aunque la tasa de actividad de las mujeres españolas supera la media Europea en dos puntos seguimos a más de diez puntos de distancia con los países europeos con la tasa más alta (Suecia, Finlandia, Dinamarca).
De 1.735 altos cargos de primer nivel de 147 compañías, solo 234 son ocupados por mujeres.
La mayor concentración laboral se da en los bienes de consumo con un 33% de las mujeres españolas empleadas; y en tecnología y comunicaciones con un 27,7% de trabajadoras.
Mejorar la situación de las mujeres en el ámbito laboral es fundamental para conseguir una sociedad sostenible. Hay que buscar mecanismos efectivos para conseguir la conciliación de la vida laboral y familiar.
Los planes de igualdad en las empresas, campañas que muestren el trabajo real de las mujeres o los programas de inserción laboral son medidas efectivas para obtener dicha concienciación social.